Centenario

Carisma
Evangelizar a los pobres en aquellas situaciones misioneras donde la Iglesia más nos necesite.
MISIONERAS
Somos una congregación misionera formada por hermanas de 22 nacionalidades y presentes en 21 países del mundo.
Somos Mujeres creyentes unidas por el sueño de Jesús, de una humanidad reconciliada, nuestras comunidades están insertas especialmente en el corazón de los pueblos empobrecidos para anunciarles la Buena Noticia de la liberación de toda esclavitud y opresión.
Creemos en la fraternidad universal, confiamos que es posible construir otro mundo desde la diversidad y desde la riqueza de cada pueblo, comunidad y persona, por ello vivimos en pequeñas comunidades compartiendo la vida y la misión.
Creemos en el potencial liberador de las mujeres, manantial de vida y belleza, tejedora de nuevas relaciones entre los seres humanos, samaritanas al lado del que sufre, defensoras de la vida amenazada.
MISIONERAS
Somos una congregación misionera formada por hermanas de 22 nacionalidades y presentes en 21 países del mundo.
Somos Mujeres creyentes unidas por el sueño de Jesús, de una humanidad reconciliada, nuestras comunidades están insertas especialmente en el corazón de los pueblos empobrecidos para anunciarles la Buena Noticia de la liberación de toda esclavitud y opresión.
Creemos en la fraternidad universal, confiamos que es posible construir otro mundo desde la diversidad y desde la riqueza de cada pueblo, comunidad y persona, por ello vivimos en pequeñas comunidades compartiendo la vida y la misión.
Creemos en el potencial liberador de las mujeres, manantial de vida y belleza, tejedora de nuevas relaciones entre los seres humanos, samaritanas al lado del que sufre, defensoras de la vida amenazada.
DOMINICAS
Buscamos en comunidad fraterna, por medio del estudio y la oración, las luces necesarias Para descubrir la presencia de Dios en medio de nuestra realidad, reconociendo las señales de vida y las sombras que atraviesan nuestra humanidad herida.
Es la Palabra de Dios la que nutre nuestro compromiso por el Reino e impulsa nuestras iniciativas y proyectos, es la fuente de nuestra predicación, anuncio y denuncia.
En María reconocemos a la discípula fiel, a la mujer orante, trabajadora, que construye fraternidad, disponible, que sale de sí para amar. Atenta al proyecto de Dios en la historia, que canta y celebra porque El “levanta a los humildes y a los hambrientos colma de bienes”, ella es quien inspira nuestra misión, potenciando en nosotras la ternura y el cuidado que como mujeres desplegamos en el acompañamiento a las personas desde su diversidad cultural y religiosa.
“Mañana salgo para Huesca a buscar religiosas para las misiones”. Estas fueron las palabras de Monseñor Ramón Zubieta, Prefecto Apostólico del Urubamba y Madre de Dios, como culmen de la comunicación con las Religiosas de Huesca y como inicio de nuestra historia congregacional. Reconocemos en nuestro fundador su audacia misionera que le permitió descubrir las urgentes necesidades de las comunidades nativas de Madre de Dios y contagiar a otras personas su entusiasmo y apuesta, sobre todo, por la formación de la mujer.
Es así que habiendo entusiasmado a las Religiosas de Huesca, el 13 de noviembre de 1913 salen del Beaterio de semiclausura de las Dominicas de Santa Rosa de Huesca, las primeras seis Hermanas que llegan a Perú el 30 de diciembre del mismo año y se alojan en el Beaterio de Nuestra Señora del Patrocinio en la Alameda de los Descalzos de Lima.
M. Ascensión Nicol Goñi (45 años) quien luego fuera nuestra Fundadora, y Sor Aurora Ardanaz (40 años), serían dos de estas Hermanas, que junto a M. Angélica Bazán, peruana, inician el viaje a Puerto Maldonado; viaje que fue catalogado “como locura y reservado sólo para hombres aguerridos y audaces”.
M. Ascensión Nicol Goñi (45 años) quien luego fuera nuestra Fundadora, y Sor Aurora Ardanaz (40 años), serían dos de estas Hermanas, que junto a M. Angélica Bazán, peruana, inician el viaje a Puerto Maldonado; viaje que fue catalogado “como locura y reservado sólo para hombres aguerridos y audaces”.
Fueron las primeras mujeres que se internaron en la selva peruana el 16 de Junio de 1915 llegando por el río Tambopata el 10 de Julio del mismo año: “luego de tres días a vapor hasta Mollendo, tres días de tren hasta Tirapata, tres días de coche hasta Limbani, seis de mula hasta Astillero y cuatro de canoa a Maldonado.” Allí les esperaba el pueblo y sus autoridades. La casa que se había preparado para las Hermanas, quedaba en Pueblo Viejo a 40 metros del rio Tambopata.
Puerto Maldonado, lugar ignoto, enclavado en el corazón de la selva peruana, rodeado por los ríos Madre de Dios y Tambopata, fue el marco geográfico en que se puso en marcha el dinamismo misionero que daría origen a la nueva congregación el 05 de octubre de 1918.
Maldonado adquirirá, con el tiempo un valor simbólico; no será un signo estático, como si todo estuviera fijado desde el comienzo. La primera vivienda de las Hermanas en pueblo viejo, aquella que guardaba “los inicios”, se la llevó el río Madre de Dios en una de sus crecidas; desde aquí fluyó la vitalidad de nuestro Carisma hacia distintos lugares del mundo, compartiendo nuestra vida con los más pobres: “De Maldonado a los nuevos Maldonados del Mundo”…Hoy estamos presentes en 20 países del Mundo.
Fundadores:
Monseñor Ramón Zubieta
Misionero en Filipinas
“Ay de mi si no evangelizara”
Ramón Zubieta ansioso de predicar, vive su primera experiencia misionera en Filipinas, es un misionero abierto, une la fe y la promoción humana, desea encarnarse y conocer la cultura de las comunidades a las cuales se enfrenta, aprende sus lenguas y costumbres, dedica largo tiempo a dialogar con ellos, impulsa la promoción de la salud, la educación, mejoramiento en el cultivo. Producto del movimiento de independencia que se vivía en la región es tomado preso junto a otros compañeros sufriendo hambre, tortura, finalmente es liberado.
Madre Ascensión Nicol Goñi
Una mujer que deja su tierra y seguridades
“No sentí grandes entusiasmos…sólo una fuerza irresistible me llevó a ofrecerme…”
Ascensión Nicol tenía cuarenta y cinco años cuando acoge el desafío misionero planteado por Monseñor Zubieta de ir a las misiones en la selva peruana y así poder aportar sus dones y vasta experiencia en favor de la educación y formación de las mujeres y niñas de la selva. El contexto al cual se enfrentaría sería totalmente diferente al del colegio de Huesca, sin embargo su profunda fidelidad, su espíritu inquieto y atento a lo que Dios quería de ella le impulsó a ofrecer su vida a la causa del Reino.
*Para mas información puedes visitar: https://www.youtube.com/watch?v=T4xw5gT1I-M
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